campus colegio san patricio | una herramienta para la innovación educativa
San Patricio nace en la calle Serrano de Madrid, en el año 1958, desarrollando un proyecto educativo propio y singular, llegando a ser en la actualidad, una referencia para muchos otros colegios en España. Mantienen como objetivo ser motor del cambio en el sistema educativo español, estando en la vanguardia de la innovación pedagógica, y participando en los foros necesarios para hacer esto realidad. Después de varios años con ejecutando un plan para consolidar su método educativo a todos los niveles, confiaron a trasbordo la traducción en términos de transformación del espacio de un Plan Director de trasbordo en el campus de El Soto en Madrid.
Para ello, realizamos una auditoría del campus y de sus edificios, para conocer en profundidad el estado de los mismos desde el punto de vista legal (parámetros urbanísticos), constructivo y funcional. Por un lado con trabajos de campo y por otro mediante un extenso proceso de participación, principalmente desde el punto de vista educativo, pero también administrativo.
Para obtener los datos sobre el edificio, además de estudiar la extensa documentación sobre proyectos y licencias desde el primer proyecto de 1965, procuramos realizar una reconstrucción histórica de las intervenciones, para poder analizar las heterogéneas calidades arquitectónicas que se observaban. También realizamos un comparativo de superficies (ratios comparados entre superficies útiles académicas, superficies administrativas y circulaciones), dado que resultaban unos ratios de superficie por alumno peculiares. Se realizaron vistas e inspecciones técnicas para comprender el alcance del lógico deterioro de los edificios con el paso de los años, y las intervenciones puntuales, sin visión global que se habían ido realizando con el paso de los años.
La fase de comprensión del modelo educativo, sus objetivos estratégicos y la manera de llevarlo a cabo por parte de la dirección del centro y de los líderes del profesorado fue especialmente intensa. Se mantuvieron cerca de una veintena de entrevistas personales para profundizar en este modelo educativo y en cómo se podía traducir en términos de espacio en el colegio.
Las primeras conclusiones del análisis del modelo educativo, nos llevó a comprender que necesitaban espacios de diferente carácter (algunos de mayor superficie que un aula estándar, otros de menor), y sobre todo, tener una gran flexibilidad para poder transformar unos y otros. Pusimos en cuestión el “aula materia”, en el sentido de que había que mantener la flexibilidad de los espacios. Y que el modelo educativo no solo necesita aulas, sino también espacios exteriores, cambio en las relaciones entre profesores y espacios para la comunicación y relación.
El análisis de las necesidades nos decía que para poder aplicar el método educativo, con los techos de edificabilidad que tenía la parcela y el número de alumnos deseado, era necesario captar la mayor parte de superficie útil para el espacio docente. El análisis del edificio nos decía que la superposición de intervenciones en el edificio con el paso de los años, había “tapado” una primera intención de proyecto interesante, que podíamos recuperar, y a partir de esa recuperación, crecer de manera orgánica y ordenada, lo cual exigía renunciar a espacios interiores educativos en la gran planta baja del edificio, para dotar de luz y ventilación de calidad a todos los espacios.
Advertimos sin embargo una gran fortaleza en el modo en el que funcionaba el colegio en el día a día. El colegio había llegado a la conclusión que era muy bueno para los alumnos moverse de aula cada hora. Puntualmente suena una campana que hace que los alumnos se desplacen por el interior o por el exterior del edificio para la siguiente clase. Este movimiento pautado de todo el alumnado nos sugirió la propuesta de ejecutar un sistema de pasarelas exteriores, incorporando algunas existentes, que generase un claustro interior abierto de circulación perimetral a todos los aularios y estancias del colegio. Con esta operación, los pasillos de los aularios, que suponen un porcentaje de la superficie útil del edificio bastante importante, se incorporaba a la superficie útil de estos aularios, pasando de cinco aulas por ala de aulario a siete de la misma superficie, multiplicando el número de piezas, y sobre todo, facilitando la ampliación de las mismas hacia estas áreas de nueva creación.
El carácter del edificio se transformaba así completamente, fomentando la relación y comunicación entre todos (profesores y alumnos) mediante esta circulación claustral en torno a un gran jardín.
Las claves por tanto del Plan director eran las siguientes:
- “Rebobinar” al estado del proyecto original de 1965 (recuperación de los patios interiores que habían sido cubiertos
- Recuperar el espacio central del actual polideportivo como espacio polivalente ejecutando uno exterior cubierto, sin perder espacio deportivo.
- Ampliar con una planta más de aularios, semienterrando su actual planta baja
- Ampliar todos los aularios incorporando los pasillos al aulario, y circulando por el exterior del edificio con un sistema de pasarelas exteriores y abiertas.
El Plan Director posibilita el crecimiento en una parcela aparentemente sin posibilidad de hacerlo, recuperando las trazas del proyecto original pero dotándole de un nuevo carácter cargado de significado para la comunidad.